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martes, 24 de mayo de 2011

La Depresión: Cómo Curar la melancolía (Parte 5)

En cuarto lugar, están los síntomas cognitivos. La palabra cognitivo -quiero hacerles una pequeña advertencia- significa la manera en que nosotros almacenamos todo lo que recibimos en nuestra cabeza, a través de esquemas. Es decir, muchas veces la gente funciona con éstos. Hace un rato, una periodista me decía ´¿Ir al psiquiatra es sinónimo de estar loco?´ Bueno, esto ocurre en la gente con muy poca cultura. Ésa es una idea que todavía deambula y circula por la calle, pero esto no es así. Conceptos esquemáticos como ´Me han dicho que las depresiones, una vez que tienes la primera, ya no se arreglan´ o como ´ésa tiene que tener depresiones siempre´, son falsos, negativos. Es como si uno habla de los políticos y dice ´todos los políticos son corruptos´. Conocemos muchísimos políticos que son extraordinarios.

Es evidente que la generalización de cualquier cosa da lugar a estos esquemas falsos. Pues bien, el depresivo, en los síntomas cognitivos, lo que hace es una falsa interpretación de sí mismo. Entonces, si yo pierdo, por ejemplo, la funda de mis gafas ótoda la conducta humana se mueve entre un binomio estímulo-respuestaó, la reacción, la respuesta a la pérdida de la funda de las gafas tiene que ser proporcionada al estímulo. El depresivo permanentemente deforma la realidad, la agranda, la hipertrofia, y se produce esta situación tremenda. Me decía un enfermo mío ´Doctor, no sé qué es lo que me pasa que, cuando subo al autobús en Madrid, siempre me fijo en alguien al que le pasa algo negativo, una persona que está coja, que tiene un defecto en la cara, que tiene...´. Hay una capacidad selectiva para captar lo negativo.

Y en quinto y último lugar, están los síntomas asertivos. La palabra ëasertividadí óëasertoí, en castellano, significa ´afirmación´ó, en este contexto, significa que la depresión afecta a la habilidad en el contacto interpersonal. Es decir, una persona depresiva no está especialmente florida para hablar, para comunicarse con la gente, sino que está callada, en silencio, introvertida, con pensamientos negativos que circulan en su cabeza y que no salen al exterior. Hay, por lo tanto, un cierre hermético en el contacto con el otro.
Esto sería, a grandes rasgos, el paisaje, los síntomas, las manifestaciones clínicas más importantes, pero sí quisiera hacer, llegado este punto, un diagnóstico diferencial con tres entidades clínicas que, aunque muy parecidas, no son depresión. Lo haré de manera sencilla, para que ustedes lo entiendan. No hace falta que sean médicos ni personas expertas.
En primer lugar, tenemos la personalidad depresiva, aquélla cuya conducta, desde siempre, desde que se conoce, tiene las características fundamentales del pesimismo, la introversión, la tendencia patológica al orden, vivir hacia el pasado, dificultad para hablar con los demás; es minuciosa, obsesiva, hipersensible, etc. Hace unos días, veía en Madrid a un señor de sesenta y tantos años largos; venía con su mujer -tienen varios hijos y están todos casados-, y ésta me decía: ´Mire usted, doctor, ha tomado de todo. Le he traído a usted una lista. Yo creo que ha tomado 50 pastillas; todo lo que está en el vademécum´.

A raíz de esta conversación, durante dos días, nos dedicamos a estudiar su personalidad con entrevistas directas, hablando con él, preguntándole qué tipo de vida hacía. Me impresionó cuando yo entré dentro de este hombre y ví que él, de siempre, ha sido un hombre triste. Ya me lo indicaba la mujer: ´Mire usted, yo me enamoré de él porque me sorprendió un hombre tan callado, que no hablaba nada; entonces pensé "algo tendrá dentro" ó-Ortega y Gasset decía que una de las cosas que más enamoran es bucear en la intimidad del otro-, y luego proseguía ´Yo fui buscando y vi que no había nada. Cuando ya me casé, dije, "bueno, este hombre es así"´ -en concreto, lo calificaba de ´soso integral´-. Entonces, yo le aclaré: ´su marido no tiene nada, el tratamiento no es farmacológico. Hemos estado dos días trabajando con él y su marido tiene una personalidad depresiva´, a lo que ella contestó ´ya decía yo que mi marido no era normal´. Para terminar, le expliqué: ´lo que vamos a hacer es darle unas pautas psicológicas para intentar, a pesar de los sesenta y tantos abriles que tiene, cambiar un poco su personalidad´. Éste es un ejemplo claro de ese primer tipo de personalidad, a la que se le trataba de forma incorrecta.

El segundo tipo, la vida depresiva, se refiere a aquella vida que está presidida por la monotonía. Y esto lo ve uno en gente de todas las clases; puede ser de pueblo o puede ser de ciudad. Piensen ustedes en una ciudad como Madrid, con cinco millones de habitantes. La persona que en Madrid está sola, está supersola. Porque uno está solo en un pueblo de Zamora y sale a la calle, y hay mil habitantes, o tres mil, y uno conoce a la gente; sin embargo, en Madrid es dramático ódigo Madrid como podría decir Nueva York o las grandes ciudades del mundoó. Entonces, hay que tener claro que dicha vida depresiva no se arregla con pastillas; hace falta cambiar en ese tipo de vida, llenarla de contenido. La felicidad consiste en ilusión, pero, -ojo!, no es su contenido, sino su envoltorio: metas, retos, planes, objetivos, cosas por delante que hacer...; ésa es la felicidad. Normalmente, pasamos el tiempo pensando en el día de mañana, cosa muy necesaria que no ocurre en la vida depresiva: no hay día de mañana, hay hoy y ahora. A una persona que le da lo mismo que sea lunes que fin de semana, siempre se le ocurrirá hacer lo mismo, por lo que hay que hacerle comprender que esta clase de vida forma, ya, parte su conducta y es muy negativo.
Por último, está la tercera modalidad de la confusión, que también requiere, como digo, un diagnóstico preciso por parte del psiquiatra; es lo que se ha dado en llamar la distimia depresiva. La palabra distimia es una palabra antigua retomada por la American Psyquiatric Association desde hace unos años, a través de los glosarios psiquiátricos que utiliza, que se llaman en inglés DSM4. Son las siglas, en inglés, de Disismental Estatistical Four óla cuarto ediciónó, es decir, un glosario en el que vienen todos los síntomas. Y la distimia se define de la siguiente manera: ´dícese de aquel cuadro clínico que alberga en su seno dos cuadros clínicos: uno, una depresión propiamente dicha, y, otro, un trastorno de la personalidad´. La verdad es que, en estos casos, hay un fenómeno muy curioso: yo veo muchas personas con distimia, muchas, y me impresiona cuando le pregunto al paciente ´oigame, el médico anterior, los médicos que le han visto, ¿le han hecho psicoterapia?´, y me responde, ´no, mire usted, el médico decía que no tenía tiempo mas que para darme pastillas´. ¿Qué es lo que ha ocurrido aquí?, pues nada más y nada menos que una hipertrofia de lo que yo llamaría, con cierto desdén, la pastilloterapia. Si tienes depresión, una pastilla; si estás arriba, otra pastilla; si estás decaído, otra; si esto, si lo otro, otra pastilla.

Cuántas veces va a la consulta un chico con un fracaso escolar, tres o cuatro años sin hacer nada, y te dice la madre: ´Doctor, ¿no habría alguna pastilla para que mi hijo estudiara?´. A eso le respondo yo ´Sí, una que se llama voluntad´. La voluntad es la joya de la corona. Una persona sin voluntad es un desastre, mientras que otra poseedora de la misma, llega en la vida más lejos, incluso, que una persona inteligente; por eso hay que fomentarla. Mutatis mutandi, hechos similares ocurren aquí con la distimia, así que ø por dónde empezar?, øqué hacer? Pues hay que hacer dos cosas. En primer lugar, ver qué tipo de personalidad tiene. Los síntomas más importantes de la personalidad o del transtorno de la depresión son los siguientes óa grandes rasgos, como digo, porque habría mucha tela que cortar aquíó: en primer lugar, el síntoma más importante es el complejo de inferioridad, ya que una persona que tiene un desajuste de la personalidad suele ser una persona acomplejada óhaciendo un inciso, hay que aclarar que el complejo es mental; o sea, yo puede tener complejo por ser demasiado alto o demasiado bajo, o por tener demasiada delantera, en el caso de la chica, o demasiado trasero. No hay más que ver la desgraciada moda de la anorexia: todas, incluso las escuálidas, se encuentran gordasó; en segundo lugar, la inseguridad, síntoma clave en la personalidad no ajustada y aspecto subjetivo.

Hace unos días veía yo a un chico de un pueblo de Toledo que trabaja en el campo óel padre tiene una vaqueríaó y no sabe leer ni escribir, y se justificaba de la siguiente forma: ´Mire usted, yo no sé más que firmar, pero yo no soy tonto. Tengo una gran seguridad en mí mismo porque yo he tenido un negocio de vacas. Empecé con tres o cuatro y tengo hoy cuarenta en el pueblo´. Es decir, una persona puede ser médico, ingeniero, arquitecto o profesor de algo y estar acomplejado porque se compara con el otro. Pero continuemos señalando otros síntomas, como la hipersensibilidad psicológica, propia de individuos que necesitarían estar al lado de un diplomático de carrera para que dijera la frase, la palabra justa óes casi imposibleó, o como aquel otro, bastante frecuente, en el que la persona queda atrapada en los recuerdos negativos del pasado. Nosotros, en estos temas en concreto, hacemos una psicoterapia de apoyo; es decir, una persona que no supera el pasado negativo se convierte en neurótica, y una persona neurótica es una persona agria, amargada, resentida, torcida, echada a perder. Sabemos, además, que esta patología se contagia: en una familia donde hay varias personas neuróticas o una gran neurótica, hasta el perro se convierte en neurótico. El perro, de pronto, le da un bocado al amo, o a alguna de las personas que más quiere, porque ya no sabe qué hacer. En todo caso, y dejando ya aparte esta enumeración, en consecuencia con estos síntomas que acabo de mencionar, nosotros hacemos una psicoterapia, que es restablecer, mediante una serie de pautas de conducta, el equilibrio; además, le asociamos medicación, pero nunca hacemos de ésta primer y único elemento. Como las depresiones que se dan en las enfermedades somáticas pueden ser, como decía antes, muchas y diversas, la asignación de una pequeña medicación puede ser suficiente.


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