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domingo, 20 de noviembre de 2011

La prueba del bombón - The marshmallow test

La gratificación diferida y la retardada denota la habilidad de una persona de esperar una orden para obtener algo que él o ella quieren. Este atributo intelectual es también llamado en la economía control de los impulsos, fuerza de voluntad y control de sí mismo. Psicológicamente el buen control de los impulsos es considerado un rasgo de personalidad positiva, que el psicólogo Daniel Goleman indica como un rasgo importante en la inteligencia emocional. Por otra parte, las personas que carecen de este rasgo psicológico se dicen que necesitan una gratificación instantánea y podrían sufrir de un pobre control de los impulsos.

La prueba del bombón de Stanford indica que el control de impulsos bien podría ser psicológicamente importante para el logro académico y el éxito en la vida adulta. El experimento del bombón de Stanford fue un estudio sobre la satisfacción aplazada llevado a cabo en 1972 por el psicólogo Walter Mischel de la Universidad de Stanford. Un bombón se le ofreció a cada niño y se le prometía que si podía resistírse a comer el malvavisco le darían dos en vez de uno. Los científicos analizaron el tiempo en que cada niño resistió la tentación de comer el bombón, y si ello tuvo un efecto en su éxito futuro. Aunque el experimento se ha repetido muchas veces desde entonces, el estudio original de Stanford ha sido considerado "uno de los experimentos sobre el comportamiento de más éxito".

Este experimento tiene sus raíces en Trinidad, donde los diferentes grupos étnicos que viven en la isla presentaban varios tipos de comportamiento. Se realizó un experimento similar al experimento de malvavisco, aunque con una barra de chocolate, y se descubrió que la etnicidad no afectaba a la gratificación diferida, mientras que los estratos sociales y económicos si lo hacían.

El propósito del estudio original era entender como, el control de la gratificación diferida, (la habilidad de esperar para obtener algo que uno quiere) se desarrolla en los niños. El experimento original se llevó a cabo en la Escuela Infantil Bing ubicado en la Universidad de Stanford, con niños de la edad de cuatro a seis años como sujetos de prueba. Los niños fueron conducidos a una habitación libre de distracciones, donde se colocó un bombón en una mesa, junto a una silla. Los niños podían comer el malvavisco, dijeron los investigadores, pero si esperaban durante quince minutos sin ceder a la tentación serían recompensados con un segundo malvavisco.

Se observó como algunos niños se tapaban los ojos, o se daban la vuelta para no ver el bombón, otros empezaban a patear la mesa, oler el malvavisco y besárlo, mientras que otros simplemente se lo comieron al instante en el que el investigador dejó la habitación.

En más de 600 niños que participaron en el experimento, una minoría se comió el malvavisco inmediatamente. De aquellos que intentaron no caer en la tentación de comérselo, un tercio aguanto lo suficiente para obtener la gratificación prometida; la edad fue un factor determinante.

Fue el resultado del estudio que tendría lugar muchos años después lo que sorprendió a los investigadores. El primer estudio de seguimiento realizado en 1988 demostró que los niños en edad pre-escolar, quienes aguantaron la tentación de comerse el malvavisco, fueron descritos 10 años después por sus padres como adolescentes significativamente más competentes. Un segundo estudio de seguimiento, en 1990 demostró que la capacidad de demorar la gratificación también se correlaciona con una mayor puntuación en el SAT (prueba de admisión a universidades norteamericanas).

Un estudio en este año, de los mismos participantes indica que la habilidad ha perdurado hasta este momento en sus vidas. Además imagenes cerebales mostraron diferencias clave entre los dos grupos en dos áreas:. La corteza prefrontal (más activo en los que aguantaron más) y el estriado ventral (un área vinculada a las adicciones).

Del estudio: "Los presentes hallazgos sugieren que un sistema eficaz del control de la atención, como se refleja en los niños de edad pre-escolar con la habilidad de desviar su atención de los objetos tentadores en la tarea de la demora de gratificación, puede compartir un mecanismo común o servir como precursor en la habilidad de inhibir las respuestas de comportamiento y conducta a largo plazo. Además, se ha documentado que el desempeño deficiente en la tarea está asociado con el desarrollo inmaduro de los circuitos fronto-estriatal y afines. Los resultados sugieren que toda la información obtenida puede ser un marcador en el desarrollo posterior de las diferencias individuales en este sistema en la adolescencia y la adustez.


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