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viernes, 18 de noviembre de 2011

El efecto dominó de la amabilidad. Birju Pandya


En los últimos años, he estado creando Cartas de la Sonrisa. La premisa tras estas cartas es simple: haz algún acto de generosidad de forma anónima dejando una carta, invitando a quien la reciba que haga lo mismo. Si él o ella lo hacen, la cadena sigue adelante, resultando un efecto dominó de amabilidad por todos lados.
Las Cartas de la Sonrisa tienen efectos infinitamente bonitos. Pequeñas, simples, modestas – aunque también poderosas, porque un pequeño acto de amabilidad puede empezar una larga cadena. A pesar de estas razones, la función principal por la que las utilizo es el cambio sutil que he empezado a experimentar en mi forma de pensar.
Hace poco, leía en el avión un libro interesante sobre financias que un amigo me había regalado.  En cuanto aterrizamos noté un golpecito en el hombro. Era un hombre que quería saber qué me había parecido el libro. Resultó que el hombre había oído hablar del él y tenía curiosidad por leerlo. Le di mi feedback sobre la lectura, pero entonces se me cruzó un pensamiento: porqué no le doy el libro? Por aquél entonces el libro ya no estaba disponible en Estados Unidos, así que se lo di. Evidentemente, el hombre inicialmente lo rechazó, pero insistí tan bien como supe, y después de un estira y afloja, el hombre aceptó el libro con lágrimas en los ojos. Me confesó que le costó mucho entender porqué hice tal cosa, pero que lo pagaría en retorno de algún modo.
Ahora, viendo las cosas en perspectiva, esta historia no significa nada. Quiero decir, fue solamente darle un libro a alguien. Cualquiera puede hacerlo. Pero…ese pensamiento, el “porqué no, simplemente, darle el libro?”, me resultó muy nuevo. Durante los meses siguientes, me he paseado con Cartas de la Sonrisa en el bolsillo. Lo que empezó como una linda conversación, pareció ser una pila de actos de amabilidad que sólo tenía que descargar.
Poco a poco, mi perspectiva empezó a cambiar. En lugar de buscar cómo podía manipular situaciones para mi propio beneficio, tenía la cabeza ocupada intentando encontrar maneras de hacer más feliz a la gente. Las cartas eran de tamaño bolsillo listas para ser una mejor persona! Entonces me di cuenta que no sólo paseaba simples cartas – paseaba un potencial de generosidad en todas mis interacciones.  Todo esto me lleva al día en que le di ese libro a un extraño. De lo ordinario que fue, lo sentí como algo sorprendente. Había experimentado un momento que quise que se transformara en un hábito; cómo si fuera la única manera que existía de actuación. En ese momento, no había ninguna diferencia entre un extraño y un amigo de confianza. Y cuál fue la mejor parte? Que después de darle el libro a ese hombre, la persona que saltaba loca de alegría para el resto del día fui…yo.
Ahora me doy cuenta que he estado, literalmente, configurando mi cerebro: el esfuerzo consistente para hacer pequeñas cosas para los demás es lo que nos lleva a hacer los mayores actos de dar. Lo que es más, ésto lleva a un cambio de perspectiva entre centrarse en los resultados, a centrarse en el proceso. No esperes que el mundo cambie, simplemente da ahora, y cree en el poder de que el acto continuará en todos aquellos que lo vivan.
En mi vida he visto como el efecto dominó lleva a cambios tanto externos como internos. Aunque no necesitemos las Cartas de la Sonrisa para seguir este camino, son una buena excusa!

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