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martes, 4 de octubre de 2011

Control de la impulsividad

Gracias a Rolando Ardón Ledezma:

Lo más importante en la convivencia familiar y social es la capacidad del ser humano de controlar la impulsividad ,ese actuar sin razonar o por situaciones de presión que lleva a tantos conflictos entre los miembros de una sociedad. Esta capacidad de controlarse nace y se fortalece en la niñez , difícilmente podremos cambiar a un adulto que desde niño no tuvo esa formación. Muñoz , S.(2003) dice que a pesar de que la impulsividad tiende a considerarse como una característica negativa, puede desempeñar un importante papel en el comportamiento normal de las personas, puesto que la impulsividad moderada puede ser evaluada como un rasgo socialmente beneficioso y admirado (decisión, rapidez en las respuestas…). La intensidad de la impulsividad es la que la convierte en patológica o disfuncional (con predisposición a reacciones rápidas, no planeadas, ante estímulos internos o externos, sin considerar las consecuencias negativas de esas acciones).
La impulsividad se convierte en patológica en individuos que frente a una determinada situación, no pueden demorar el momento de satisfacer una necesidad; así, según explica el doctor Gabriel Rubio, co-autor del libro y Jefe de los servicios de Salud Mental del distrito de Retiro en Madrid, “esa persona no puede demorar su necesidad, por ejemplo, de beber y es entonces cuando se da atracones a beber y entonces aparece el alcoholismo, o bien no puede demorar una relación sexual y aparece la adicción al sexo. Puede ocurrir, igualmente, que sienta una cierta incapacidad ante situaciones como estar con más gente y se siente irritado, molesto y reacciona con agresividad e incluso con violencia: en definitiva, el sujeto es incapaz de inhibir una respuesta que en condiciones normales debería poder ser inhibida”.
Las conductas impulsivas incluyen tres dimensiones distintas:
1)Incapacidad para utilizar la información disponible para pensar en las consecuencias de los actos.
2)Incapacidad para posponer una recompensa inmediata pero pequeña en pro de una recompensa mayor aunque más tardía.
3)Un déficit en suprimir una respuesta motora prepotente.(golpear a alguien para humillarla)
Los niños nacen con cierto nivel de habilidad en el control de sus impulsos. El control de impulsos es un rasgo de temperamento, ¡tal vez es un talento! Aún los niños con deficiencias en el control de impulsos pueden mejorar sus habilidades con la crianza apropiada.
El castigar las conductas problemáticas no ayuda mucho a los niños “a riesgo” a desarrollar control de sus impulsos. La conducta impulsiva de los niños “a riesgo” provoca conductas (o prácticas) disciplinarias basadas en el castigo. ¡Este estilo de crianza resulta en un empeoramiento de la conducta del niño.
El libro “El Autocontrol Emocional”(Extremera y Fernández) nos presenta unas pautas generales para una regulación emocional sana que se pueden aplicar a diversas situaciones y así evitar momento de descontrol propio.
1) Analiza la situación y lo que provoca emocionalmente: el siguiente paso es observar y “saber escuchar” los estados de ánimo con exactitud. Consiste en analizar la situación y las emociones que provocan.
2) Identifica qué puedes regular para evitar impulsos descontrolados: el paso a seguir es identificar y discriminar aquellos estados emocionales negativos o positivos que requieren regulación.
3) Crea tu propia lista de cosas que te hacen sentir relajado, feliz o animado: enumera una lista de acciones que alivien tu estado de ánimo. Por supuesto, éstas variarán en función de si lo que queremos es levantar nuestro ánimo.
4) Elige sabiamente qué hacer y cómo: elige aquella táctica que creas que mejor resultado dará en la situación en la que te encuentres. Es conveniente no dejarse llevar por los beneficios rápidos y a corto plazo y pensar mejor en las ventajas a largo plazo. No obstante, cualquier estrategia que utilicemos debe cumplir unas condiciones elementales como son el respeto de nuestros derechos y de los demás, que no implique daño a otras personas y, en muchos casos, que sean social y culturalmente aceptadas.
5) Evalúa si los objetivos propuestos se han cumplido: por último, evaluar la efectividad de la estrategia emocional utilizada. Muchas personas reaccionan descontroladamente a sus experiencias cotidianas y luego se lamentan de su actuación. Esta reflexión facilita el funcionamiento personal y social.
Es evidente que con el marcado divisionismo que estamos experimentando ,hay discusiones y conflictos por todas partes ,unos más graves que otros pero siempre peligrosos .Para tratar de desaparecer la polarización patológica en la que hemos caído puede servir de mucho controlar nuestra impulsividad ,saber escuchar a los demás y respetar sus puntos de vista aun cuando no sean compatibles con los nuestros ,la impulsividad no es buena aliada de la convivencia social que todos necesitamos en estos momentos.

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